miércoles, 24 de octubre de 2007

Nadie como tú

Publicado el Lunes 24 de Julio de 2006

¿A qué vienes? Recuerdo haberte dicho que no volvieras nunca más! ¿No te dije que no mereces nada de mí? Que tus besos, ya no me interesan, que no quiero ser tu amiga, ni tu amante, ni nada tuyo?

¿Qué haces? No… no te pongas tras de mí, por favor. Déjame tranquila. No hagas eso, me enojaré de verdad.

Trato de apartarme, pero sus brazos me lo impiden. Me tiene prisionera. Atada de tal manera que no puedo librarme de él. Siento su respiración tras de mí. Siento como me besa por sobre el cabello y trata de llegar con sus labios a la piel de mi cuello… No podré resistir más… él sabe que es mi punto débil. Sabe, que mi cuello es uno de mis puntos sensibles… ay! Ahhh!! Me gusta cómo me besa. Me besa la nuca poco a poco, suavemente. Me gusta como aparta mi pelo y comienza a besarme con besos ahogados que le roban la respiración. No quiero sentir estos escalofríos, pero no lo puedo evitar. ¡Te digo que me dejes! Mis palabras lo aferran más a mi y siento su cuerpo pegado a mi espalda, siento cómo sus ansias van creciendo tras de mí.

Por Dios, ¡cómo me calienta este infeliz! No puedo resistir más… tengo que liberarme. Forcejeo un poco y libero una de mis manos. La llevo hacia el final de mi espalda, un poco más abajo. Con sus besos, consigue erizar toda mi piel, desde los pies a la cabeza, lo toco… lo palpo… su sexo ya está en su punto cumbre. Mi mano lo siente por sobre sus ropas. Su respiración es tan agitada como la mía, su corazón late violentamente… como el mío.

Me voltea tan rápido que no me doy cuenta. Me aprieta con más fuerza entre sus brazos, para que no me escape. Aparto mi rostro, pero sus labios me buscan afanosamente… mi mano busca su miembro por sobre sus vestimentas, quiero tomarlo y apretarlo, hasta hacerle daño. Quiero apretarlo con tanta fuerza que mis dedos queden marcados, para siempre en su pene. Para que sienta el dolor que me ha causado. Sigo intentando esquivar su boca, pero me empuja y aprieta contra la pared y ya no puedo moverme. Consigo desabrochar su pantalón. Aún tiene una de mis manos prisionera. Sus labios me encuentran… abre su boca… me muerde suavemente los labios, consiguiendo hacerme abrir los míos y pasa su lengua, húmeda, caliente, ansiosa, deseosa… lo atrapo con mi lengua. Ya estoy perdida. Mi mano le ha dado libertad a su miembro, duro, erecto, el que escapa con intrepidez. Lo tomo con fuerza entre mis dedos, lo aprieto, lo acaricio, lo muevo… de abajo hacia arriba… pero no consigo hacerlo con furia, no consigo hacerle daño, al contrario mi caricia lo apasiona más. Maldición, quiero sentirlo con mi boca, quiero apretarlo con mis labios y estrujarlo, quiero pasar mi lengua por su glande una y otra vez... quiero succionarlo, comerlo, morderlo. Pero una parte de mi, recuerda todos los días de soledad. Los días de ausencia y desesperación. Todos esos días tristes que me dejó.

..."Nadie como tú siente mi mirada y advierte mis ganas cuando te deseo, Nadie como tu sabe provocarme sabe acariciarme cuando te deseo. Nadie como tú sueña entre mis brazos y muere despacio al sentir mis manos, Nadie como tú desnuda en mi cama se entrega y me ama cuando nos amamos. Pero estás tan lejos y yo estoy tan sola...

Y apago la luz para recordar el olor a ti, y apago la luz para imaginar que me entrego a ti, y apago la luz para recordar el sabor a ti, y apago la luz para imaginar que te siento a ti pero estoy tan lejos y yo estoy tan sola".


Apago la música. Apago la luz, me sumerjo entre mis sábanas. Vete... vete y déjame dormir, que sólo durmiendo, consigo alejarte de mí.

Quiero un amigo!

Publicado el Viernes 14 de Julio de 2006

¿Un amigo con ventajas? ¿qué significa eso? ¿Significa un hombre que está contigo sólo para tener sexo? ¿es una persona con la que no debes involucrarte pues él no tiene tiempo para ti? Y ¿sólo se dispondrá de él cuando resurjan los deseos bestiales? que aparecerá una vez al mes o cuando ¿lo tenga erecto nuevamente?

Si es así, entonces yo era quien estaba mal enfocada… Yo quería un amigo con el que pudiese estar los viernes por la noche, que se quedara conmigo a dormir en mi casa y compartiera la tibieza de mi lecho, una persona a la que pudiera amar sin medida (por esa noche), a la que besara loca y apasionadamente, haciéndolo desear mi boca… y mi lengua curiosa. Yo quiero desear a ese hombre, quiero acariciarlo dulcemente con las yemas de mis dedos. Quiero un hombre al que pueda recorrer por todos los recovecos de su anatomía con mi lengua y dejar en su piel las huellas de un camino largo y húmedo. Quiero besar sus partes íntimas y excitarme viendo y escuchando sus gemidos ahogados… quiero montarme en su pene, en una danza sensual y erótica, mientras él juguetea apretando con sus dedos mis pezones… quiero que luego de esas noches ardientes me llame y quiera conversar conmigo de vez en cuando, en las noches que estoy sin él. Quiero que me escuche y se interese por mis cosas, aunque al otro día se olvide de todo lo mío. Quiero que me acaricie y me mime como si fuera su joyita. Que me diga palabras de amor y de pasión…

Qué le pasa a Agustina?

Publicado el Miércoles 28 de Junio de 2006

Siente tristeza... soledad... desamor... desilusión... esperanzas sin destino, sueños frustrados, encuentros perdidos, ilusiones muertas, amores apagados, deseos controlados...

Agustina perdió el amor. En algún lugar lo dejó y ya no puede estar con él, ya no sabe cómo encontrarlo. Quedó sin visión y sólo choca con espejismos, con quimeras, con barreras egoístas, que no la dejan encontrar lo que perdió... y se siente vacía, sin vida, sin ganas, sin alegría, sin emoción... y sin pasión.

¿Para qué está viva si vive sin razón?

martes, 23 de octubre de 2007

Lo Maté!

Publicado el Jueves 22 de Junio de 2006

Ahí estaba frente a mí, con su enorme yelmo de bronce, tallado con incrustaciones de piedras preciosas, mirándome a los ojos. Montado en su caballo, listo para cargar su justa contra mí. Su escudo era deslumbrante, la imagen perfecta de una escena de un hombre dominando un león.

Parecía un caballero, vestido con hermosos ropajes de príncipe. Tras la cortina de la pantalla del computador bien parecía un gran señor. Sus conversaciones en principio no me alertaron. Sólo me hacía preguntas orientadas a mi sexualidad ¿cómo no me di cuenta antes de que sólo quería eso de mí? Quería saber cómo me gustaba hacerlo, qué cosas me gustaban del sexo y si me masturbaba en noches sofocantes y solitarias. Esas preguntas no se le hacen a una princesa… Y yo no podía revelarle mis deseos, mis apetencias y no porque sea mojigata, sino, porque siempre he pensado que esas cosas se deben averiguar por otros medios y con otras artes. A él no le interesaba saber que mi mano levanta mis vestidos de vez en cuando… y que suavemente mis dedos se pierden en aquel paraíso velloso de mi entrepierna… que me calienta pensar en antiguos amantes penetrándome en distintos ángulos, y que esos pensamientos llevan a mi dedo medio buscar afanosamente aquel capullo deseoso de caricias… que sólo mis dedos saben cómo debe ser frotado... suave, delicadamente y que sólo ellos saben en qué momento deben cambiar el ritmo y acelerar las caricias, para provocarme estallidos de sensaciones, que me recorren toda y hacen que me contraiga de placer… mi cama es la única testigo de mis sofocados gemidos. Eso, eso es sólo mío, de mi intimidad, de una intimidad que no puedo compartir con un desconocido.

Gracias a Dios abrí los ojos a tiempo y descubrí quién era.

El torneo iba a comenzar. Los caballos emprendieron el galope. Sin darme cuenta mi rabia me dio la fuerza para derribarlo en la primera embestida “¡maldito mentiroso, enredándome con sus falsedades para hacerme caer en su cama!”. Lo pillé mal parado porque su gran escudo cayó con estridente quejido por el suelo y antes de que tomara cuenta de lo que pasaba saqué mi espada y lo derribé. Su cabeza ensangrentada rodó por el césped y su cuerpo cayó inerte. Eso le enseñará a tratar a una dama.

Borré todos sus correos, borré la dirección de su casilla y lo saqué de mi cabeza para siempre. Ningún desalmado volverá a escupir mi corazón, ninguno llegará hasta él. Eso es lo que él consiguió… pequeñas capas de hielo iban envolviéndolo y después de esto, mi incredulidad logrará convertirlo en una gran roca de hielo. Un iceberg que navega sin destino ni fin…

Envidia

Publicado el Miércoles 21 de Junio de 2006

Sentada en la micro tenía frente a mí una pareja. Ella le conversaba mirándolo a los ojos. No apartaba sus ojos de él. Hablaba, le sonreía. Yo no podía dejar de mirarlos. Y sentí envidia, pero no de esa envidia siniestra, que hace a la gente desear cosas malas... yo sentí envidia, porque ellos se tenían uno al otro, porque se notaba en sus ojos, en su forma de hablar, en su forma de sonreír que estaban enamorados. Ella apoyaba su cabeza en el hombro de él de vez en cuando. Y qué rico es vivir esas sensaciones. Sentirse querida, amada, deseada. Cuando sólo te importan los ojos de él y nada de lo que pase a tu alrededor, puede perturbar esos remolinos de sensaciones, que sólo se sienten cuando se ama.

Yo quiero amar... nací para amar. Tengo tanto por entregar y me siento impotente por no poder hacerlo. Tengo frío, frío interior.

Cuentos de Hadas

Publicado el Martes 20 de Junio de 2006

Las páginas busca pareja son un fiasco. Me he encontrado puras calamidades que no salvan a nadie ¿es que ya no hay hombres decentes en este mundo? ¿porqué ingresan datos en esas páginas si no quieren compromisos? ¿o es que yo me he planteado mal el concepto de las mismas y sólo son para tener sexo?

Acabo de borrar todos mis datos de Mejoramor.

Estoy cansada de buscar el amor. Me he dado cuenta que ya no debo seguir buscando, que mejor me quedo sola como estoy. Sin rollos, sin preocupaciones, sin nada. El amor no es para mi. A mis 40 años, sólo me he encontrado con personas que no me merecen. Talvez yo soy demasiado para ellos. Talvez la mujeres de ahora, trabajadoras, independientes ya les quedan grandes a los hombres. Ya no son ellos los que dominan la situación. O soy yo quien se quedó en el pasado, con un concepto errado del amor, con sueños de príncipes encantados que llegarán a traer alegría y momentos de dicha a mi vida, que colmarán mi corazón de sensaciones románticas... no, eso ya no existe. Esos sólo son cuentos de hadas. Invenciones de personas que al igual que yo tiene un caudal de imaginación para crear esas fantasías.

Me estoy yendo a negro... hoy no quiero nada.

Soledad

Publicado el miércoles 14 de Junio de 2006

Otro viernes más sola en mi casa... pero no... no estaré sola. Un amigo viene a hacerme compañía. Vendrá a hacerme sentir mujer, vendrá a amarme, para intentar llenar esa sensación de vacío y soledad que siente mi alma y mi espíritu.

Porqué mi suerte es tan mala que nunca puedo encontrar un hombre digno? que me ame con toda su alma como yo quiero amarlo a él?

Mi amigo es un buen hombre, pero parece que no es tan bueno, porque tiene una relación larga, de más de dos años con una mujer. Y aún así vendrá a... "probarme". Yo creo que eso es lo que quiere. Quiere saber cómo soy en la cama, quiere saber si de verdad se va a excitar estando frente a frente como se excita cuando estamos charlando por msn, o cuando nos llenamos de mail nuestras casillas, contándonos las cosas que nos haríamos si estuviésemos juntos.

Lo ví... pero no lo ví como la primera vez... ahora lo vi más feo. ¿cómo podré tener sexo con alguien que no me gusta? unos tragos me ayudarán...

Varios pisco sour me han alegrado un poco y ya no me importará nada... Apago la luz, porque con la luz encendida jamás podría hacerlo con él... Me abraza... Me besa, pero ni sus besos me gustan... son besos fomes, pone la lengua dura cuando me besa y eso no me estimula... le acaricio la cabeza, pero su pelo largo y duro, pasado a cigarro no me hace sentir nada, al contrario.

Pero las copas hacen su efecto y siento esa dulce sensación de somnolencia y embriaguez... le tomo los glúteos y los siento fláccidos... no... no me gustan, pero ya estamos enredados entre las sábanas... me besa los senos y se va directo a mi flor... sigo sintiendo su lengua dura... no me hace sentir nada, ¿cómo no se da cuenta que sus caricias sólo logran contraerme? Tomo su cabeza y lo acerco hacia mi para que deje de hacer lo que está haciendo.

El Pisco sour me envalentona... lo volteo y me pongo sobre él... le beso la oreja, me doy cuenta como lo disfruta cuando le voy besando el cuello... vuelvo a su oreja... introduzco mi lengua en ella, porque sé que le gusta, veo como se estremece... bajo poco a poco hasta llegar a sus tetillas, paso suavemente mi lengua por ellas, le beso el pecho unos minutos, ¿porqué no lo hacen así conmigo? sigo mi camino... sé donde tengo que llegar y sé como tengo que hacerlo. Lo vuelvo loco con mis caricias, con mis labios, con mis besos, con mi lengua, emite pequeños gemidos placenteros. Me excita saber que lo caliento... lo hago disfrutar largo rato de esos placeres...

Lo cabalgo, me penetra... ya no importa si es feo, ya no importa que no me guste, la sensación de tenerlo dentro es exquisita...le gusta lo que le hago sentir, me muevo... se mueve... nos movemos...

Todo ha terminado... ¡la cagaste! ¿donde aprendiste cabra chica? Sonrío.

Dormimos abrazados. Está oscuro y hace frío... ruego para que no despierte erecto y con ganas de hacerlo de nuevo... por fin despierta. Lo miro, es feo! no... no me gusta nada. Menos mal que decide bañarse e irse a su casa y yo con alivio me levanto en dos tiempos antes de que cambie de opinión.

No habría podido tener sexo con él a plena luz del día, mirándolo a los ojos... no, eso no.

Lo acompaño hasta la puerta. Se va. Mi objetivo se logró, estuve acompañada y no estuve sola... pero mi corazón continúa desierto... el sexo es nada... sin amor.