La brisa me envuelve. El olor del mar me asfixia. Los ojos abiertos. La mirada perdida en las aguas, como si de esa forma pudiera borrar aquel error.Ya está hecho... no me arrepiento.
Finalmente comprendí que nada podía hacer, que nada haría que volviera a mí... que nuestras vidas se cruzaban por caminos distintos. Sentía como aquel amor, se había instalado en mis entrañas, palpitando y creciendo como un bebé en gestación, quemando mi interior.
Hasta que la verdad se presentó ante mis ojos, el dolor, la desesperación, la incertidumbre, los sueños frustrados, todo se fue en aquel aborto que desgarraba mi carne. Estaba incrustado, con mil tentáculos aferrándose a mi alma... y tuve que arrancarlo con toda la sangre fría que disponía, traté de ser lo más fuerte que pude, pero aún así, no pude evitar... desangrarme el corazón.
Te quiero, pero nunca más volveré a ser tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario